jueves, 12 de septiembre de 2013

Torres y Fincas de la Huerta de Alicante (05).
Las Torres (XVI-XVII)

“¿hay moros por la costa?”
(dicho popular)

Hay referencias a un hábitat en la huerta, especialmente en la Condomina, siguiendo la tradición romana (Villa Ferrer…) y musulmana. La preocupación por la protección es muy probable que justificara la existencia de edificaciones defensivas durante la E. Media.

En los siglos XIV y XV se va creando un clima de inseguridad ante el corso tras la ocupación y repoblación de las tierras fértiles y la formación de alquerías y pequeños núcleos de población en la huerta (Lloixa, Sant Joan, Mutxamel, Benimagrell) debía ser considerable para justificar una piratería que en la mayoría de los casos tenía como botín las personas (futuros esclavos que suponen un lucrativo negocio por el rescate). La Huerta de Alicante es una zona rentable y necesitará un sistema de seguridad para evitar una huida hacia el interior de las poblaciones establecidas al amparo de los beneficios de la tierra y el agua del Monnegre (Sant Joan, Mutxamel) y para la población diseminada de la Condomina.

La zona de costa baja, con grandes playas (Sant Joan) o calas (La Albufereta) es mucho más fácil de atacar y más rentable (robo rápido de productos y personas). La defensa de quienes son propietarios de fincas agrícolas consiste en ocasiones en mantener a sus expensas a milicias defensivas y/o la edificación de torres en el interior (caso de la torre las Paulinas datada en la Baja E. Media, según M. Fueyo).

Torre las Paulinas

La Albufereta

Cooper, en el prólogo a “Centinelas de la costa” de Menéndez Fueyo, considera que durante el XIV y XV ya existieron ataques de piratas y que se aceleraron con la toma de Argel (1516) por Barbarroja, que posteriormente arrasa Gibraltar (1529) y la tensión se mantiene a pesar de la toma de Túnez (1535) por parte de Carlos I.

Como explicación a la piratería Seijo busca una justificación en el hecho de ausencia de presas y botines de embarcaciones importantes  debido al traslado del centro de interés comercial hacia el Atlántico (relaciones con América) en detrimento del Mediterráneo. Ello supone que los piratas que tradicionalmente operaban en este mar cambiaran sus objetivos por los de secuestro (esclavo=rescate=rentabilidad). Enlaza la relación con toda la política mediterránea de Carlos I para controlar los puertos/bases piratas. En la zona de la Condomina, incluyendo Santa. Faz, Lloixa (pequeña localidad entre S. Juan y Sta. Faz) y San Juan están documentados una serie de asaltos y razias a partir de los desembarcos de 1540, 1550, 1557, 1643. En el ataque de 1643 hubo una gran reacción popular que venció a los corsarios y recuperó a los rehenes en la llamada “batalla de la Pasión”, en la partida del mismo nombre.

Seijo relaciona la inseguridad del campo cercano a la costa mediterránea con una cita que hace Lampérez aludiendo a la obra de José Salarí (“Orígenes históricos de Cataluña”). En ella se menciona que en la Baja Edad Media “no se concedía autorización para construir casas en el campo sin la obligación de levantar, junto a ellas, una torre…. Y muchas de ellas tienen ladroneras junto a los matacanes”. Isidro Buades recoge un fragmento de crónica cuando las circunstancias fueron adversas (finales del XVI) “…los propietarios fueron apercibidos que de no acabar en la fecha marcada les torres que aquells tenen…. en la dita Horta…. sota pena de cinc cents florins de or”.

También menciona Seijo como una medida extrema un bando del Duque de Maqueda (1553) lugarteniente general del Reino, por el que se prohibía “quedarse fuera de las torres de la Condomina apenas anocheciera” y que “todos aquellos que incumplieran esta orden no serían rescatados de manos del infiel”, quedando solamente exentos de ello los niños y los combatientes. El bando/ley se derogó en 1595 con el Marqués de Denia, Virrey de Valencia, para que se pudieran hacer negociaciones con los piratas para la liberación de los cautivos (de esta faceta se solía encargar la Orden de los Mercedarios).

(Fuente: Patrimonio Cultural de Alicante, LQNT nº 3).
La ciudad de Alicante  tenía una excelente defensa desde su castillo.
 La presencia de una gran cantidad de torres en la Huerta
(ver arriba a la derecha) indica el interés o necesidad de protección

Conviene recordar sin embargo que la actividad del corso era normal durante toda la Edad Media. Simplemente con el tiempo cambian el protagonista y la víctima: en la época medieval “los corsos” eran cristianos y en el XVI se vuelven las tornas y “el corso” es berberisco. El puerto de Alicante, a finales de dicha época tenía casi tantos ingresos por comercio como por impuestos de actividades corsarias (saqueos, rehenes, venta de los mismos…) lo cual proporcionaba buenos ingresos al fisco y a los notables de la ciudad.

A finales del XV ya se plantean diversos proyectos de construcción de unas torres vigía en la costa que se van a desarrollar en el XVI ante el auge de la piratería por parte de Barbarroja (en 1516 toma Argel, 1529 arrasa Gibraltar). Para una mayor visión y control se levantarán la mayoría sobre pequeños promontorios junto a la costa y cubriendo las posibles calas y playas de desembarco así como su procedencia más cercana (normalmente la isla de Tabarca). Los puntos claves más cercanos son el Carabasí, Agua Amarga, Alcodre (1554, Cabo de las Huertas ), El Campello, Barranco de Aguas, El Charco,). Hay documentados diversos proyectos: Cortes de Monzón (1528), Bernardino de Cárdenas-Duque de Maqueda (1552), Vespasiano Gonzaga (Virrey de Valencia 1575-78), el de Antonelli (1562) que pretendía crear “una gran muralla defensiva con guarnición que pudiera detener al agresor hasta la llegada de las milicias a la costa”, aunque el proyecto no se desarrolla por su excesivo coste. En 1585 Juan de Acuña propone otro proyecto de defensa costera.

Uno de los temas importantes, por precio y resistencia, era el de los materiales a utilizar en la construcción de las torres. Gonzaga era partidario de la mampostería, por ser más duraderas aunque más caras (eso supondría levantar menos torres). Antonelli defendía el uso del tapial como tradición mediterránea que había demostrado su utilidad y ello permitiría levantar más torres. Finalmente el rey se inclinó por la propuesta de Gonzaga.

En las zonas agrícolas la ubicación de las torres refugio sigue una estrategia muy concreta, según la mayoría de los autores. Su objetivo era la defensa y control de los caminos y canales de riego en puntos o lugares específicos. También se puede observar, en opinión de Fco.J. Ramón, (“Las torres de defensa de la huerta de Alicante”), que las torres marcan una red defensiva si se comprueba la distancia entre ellas. Para Menéndez Fueyo algunas circundan una zona de marjal.

Torre vigía: El Campello (1554-57)

Torre refugio: Sarrió “1594”

Torre defensiva: Sta. Faz (1557-80)

Torre defensiva: Mutxamel (1513)
(foto principios del XX)

La documentación existente sobre las torres se basa en los datos del Deán Bendicho, Viravens, Figueras Pacheco, Pastor de la Roca, que a su vez  han sido recopilados, analizados y reelaborados por diversos autores: Sala y Pérez, Varela. 

La mayoría de los autores dan por hecho que las torres son del XVI. Sin embargo Agustín Pareja, en su artículo “las torres de los moros” (rev. Lloixa) considera que aunque es probable dicha datación, es posible que las fuentes hablen más bien de las torres de la costa (redondas) a diferencia de las de la huerta (cuadradas):

“Se conserva documentación correspondiente al virreinato de Vespasiano Gonzaga bajo cuyo mandato se realizaron diversas torres, atalayas y castillos en la costa bajo la dirección del ingeniero Juan Bautista Antonelli”.

“Algunas torres conservan inscripciones grabadas en las piedras que hacen referencia a los años 15... y a Felipe II. A nuestro entender estos argumentos no pueden considerarse definitivos”.

“Por otro lado los documentos sólo permiten identificar con seguridad a las torres vigía de la costa”.

"Dicen nuestros cronistas locales: En vista de ello, por el año 1554, el entonces virrey de Valencia, Duque de Maqueda, realizó una visita para estudiar y tratar de resolver la angustiosa situación de cuatro torres de vigía, que quedaron emplazadas en el Barranco de Aguas, junto a la Isleta de Campello, en el Cabo del Alcodre (Cabo de las Huertas) y en  Agua Amarga. Las cuatro torres quedaron terminadas en el tiempo récord, para aquellos tiempos de tres años, gracias al interés y generosidad del Duque de Maqueda. Estaban servidas cada una por dos hombres de a pié y dos de a caballo.

Cuando vislumbraban por el horizonte la aparición de los barcos piratas, encendían grandes fogatas, con las que avisaban unas torres a otras, mientras que los caballistas salían a todo correr de sus cabalgaduras, para informar a las autoridades y pueblos inmediatos, con el fin de que pudieran preparar sus defensas y ponerse a salvo”.


Antonio Campos Pardillos


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2 comentarios :

  1. Hola Sr. Campos:
    Me ha encantado el artículo. ¡Enhorabuena! Es de sumo interés conocer todo lo que nos relata.
    Me ha quedado una duda que quisiera preguntar: ¿En qué lugar ocurrió la "batalla de la pasión"?
    Gracias anticipadas.

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    1. Hola, siento la tardanza en contestar. Soy Juan López, Antonio Campos falleció en el 2014 en un accidente de montaña (http://www.plinthus.es/2014/07/ayer-se-marcho-un-amigo.html).

      En Sant Joan existe la Partida de la Passió (Pasión) por lo que se supone que de ahí recibió el nombre la batalla. Se encuentra en lo que hoy es la carretera que une Benimagrell con la playa de Muchavista. Existe una finca que se denomina La Torreta (http://www.fincalatorreta.com/)que está en esa partida.

      Un saludo.
      Juan

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